En estos momentos de necesidad de un producto sostenible, natural y poco contaminante, tenemos la solución al alcance de nuestra mano: La lana merino.
Se empieza a hablar de la lana merina en el siglo XII en España con los primeros ejemplares de ovejas. España ostentó la casi exclusividad de su desarrollo y crianza hasta el siglo XVIII cuando se empezó a abrir el comercio hacia otros países. Esta lana estaba muy buscada por sus características de durabilidad y de aislamiento térmico que habían perfeccionado los criadores españoles durante siglos. Tan en serio se tomaba el tema que, hasta esta época, el castigo por la exportación de esta lana era la pena de muerte.
El rey francés, Louis XVI y los ingleses convencieron a la corona Española de venderles algunos ejemplares de sus ovejas tan preciadas y empezaron a investigar y a comerciar con esta lana.
Varios países mostraron un interés muy especial en desarrollar esta lana. Napoleón
(Como no…), a principios del siglo XIX, fomenta la crianza de esta raza y la producción de la lana merino para dotar a su gran ejército de uniformes de calidad. Se mandan sementales a Estados Unidos para cruzarlos con ovejas autóctonas e iniciar una nueva raza de merino y así evitar la presión y el monopolio de los grandes tejedores británicos.
En el siglo XVIII, el británico James Cook ya se había llevado a algunos ejemplares hasta la otra punta del imperio británico, a Australia y a Nueva Zelanda.
En el sur de Nueva Zelanda es donde las condiciones climatológicas son las más propicias.
Se desarrolla la crianza y mejora de la raza merina para la producción de lana hasta convertirse en líder mundial con la calidad que conocemos hoy.
De esta excepcional oveja se crían más de 27 millones de ejemplares entre Nueva Zelanda y Australia .
La finura de cada fibra de lana merino es tal que puede llegar a ser 4 veces más fina que un cabello. A la vez es más larga que las fibras de lana corrientes proporcionando mayor resistencia del hilo, el tacto suave y el cierto brillo tan característico de este tipo de lana . Las excepcionales características de la lana merino hacen que sea ideal para afrontar el reto medioambiental y la vida moderna de hoy en día.
Es cálida pero no demasiado, porque es termorreguladora. adecuada para esta época en la que vivimos en la que el calentamiento global hace que las estaciones sean más indeterminadas . Es antibacteriana y no absorbe el agua, lo que le permite no coger olores ni manchas. Esta resistencia a los olores y las manchas permite lavar las prendas de lana merino muy poco en comparación con otras lanas, y todos sabemos el impacto nefasto que tiene el uso masivo de detergentes que acaban vertiéndose y contaminando los océanos.
La lana merino es resistente a la rotura, por lo que las prendas hechas con ella son duraderas, se pueden reparar y siguen dando su función.. Otro elemento clave para evitar la sobreproducción de prendas de ciclo corto de vida, creadas para ser utilizadas durante poco tiempo, como es el caso de la mayoría de las prendas de moda que se fabrican actualmente.
La lana merino es hipoalergénica, elemento importante en estos tiempos en los que cada vez más personas sufren de todo tipo de alergias.
Como comentamos un poco más arriba, otra de sus maravillosas características es que no hace pilling y es muy suave.
A nivel de diseño la lana merino permite hacer prendas finas que no abultan, estilizan la silueta y son ideales para viajar e ir al despacho con un toque de informalidad pero mucha comodidad. Ahora con el teletrabajo también son ideales para quedarse en casa trabajando con ropa cómoda sin perder estilo en las videoconferencias.
Es una lana que llevamos siglos llevando pero que parece hecha para el mundo de hoy.
En Napo&Leon, hemos decidido realizar nuestros primeros modelos con esta lana de excepción, hilada en Italia y confeccionada en España. Convencidos de su calidad, presentaremos más modelos con esta lana de excepción.