El resurgir de las fibras naturales textiles con las necesidades eco sostenibles.
Las fibras naturales textiles, el gran re-descubrimiento de los últimos años, no siempre han tenido el mismo éxito que ahora. Desde que, en los años 30, se descubrieron las moléculas de polímero, no ha cesado la progresión del uso de las fibras sintéticas en la moda. De forma tímida al principio, se ha popularizado de forma masiva en los Estados Unidos al final de los años 60. Primero, usándose para la confección de las medias que usaron las mujeres en un movimiento de liberación de la moda femenina. Luego con la introducción del Poliéster, Poliamida, y otros polímeros (derivados del petróleo) para pantalones, camisas y abrigos. Coincidió con la comercialización de los electrodomésticos y de todo lo que permitía a las mujeres pasar menos tiempo en las tareas domésticas.
El declive de las fibras naturales en los años 60.
Las fibras naturales ya no eran “Fashion”, los consumidores se volcaron en el consumo de los derivados del plástico (petróleo) en todas sus aplicaciones. Sería el preludió de los lanzamientos de productos baratos y desechables como las cuchillas Bic que se lanzaron a mediados de los años 70. Obsolescencia programada, practicidad, versatilidad, usar y tirar. Nadie pensaba que todos estos productos tardarían 500 años en desaparecer de la faz de la tierra.
En el textil se desarrollaron todo tipo de aplicaciones con usos y características supuestamente maravillosas. Más durables, más suaves, fáciles de planchar, y sobre todo mucho más baratos que las fibras naturales. El aspecto nuevo de estos tejidos daba la sensación de modernidad. Las series de televisión como Cosmos 1999 o Star Trek, enseñaban uniformes futuristas, hechos con tejidos novedosos. Fue la época dorada de productos con nombres propios como el Tergal, el Rayon y otras tantas submarcas de compañías químicas de las que Dupont de Nemours era una de las más punteras.
Hasta los grandes diseñadores de alta moda empezaron a buscar cómo sustituir las fibras naturales. Más caprichosas, exigentes y cuyo coste solía superar el de los tejidos sintéticos. Se vieron fibras sintéticas en las pasarelas de París y de Milán.
Se usaron mezclas de tejidos naturales con fibras sintéticas. La poliamida con lana, el elastano con algodón para que las prendas sean más flexibles y se ajusten mejor al cuerpo. Cada fibra sintética aporta algo de tecnicidad, elasticidad, durabilidad, facilidad de mantenimiento, mientras que las fibras naturales textiles aportaban confort, tacto y elegancia. Porque al contrario de las sintéticas, las fibras naturales son naturalmente transpirables, no cogen las bacterias culpables de los malos olores, y tienen una caída natural y elegante. El resultado de estas mezclas, daba unas prendas más duraderas, flexibles, fáciles de lavar, de secar o de planchar, en una palabra, la panacea para la época en la que la mujer empezaba a liberarse de las tareas del hogar.
La necesidad de reinventar las fibras naturales.
Con el cambio de milenio, llegó la cuestión medio ambiental. Las cadenas de Fast Fashion habían convertido la moda en un continuo ballet de estrenos a precios democráticos. Las fibras naturales no entraban dentro de esta ecuación, ni por precio ni por concepto. Los consumidores ya nos habíamos acostumbrado a aceptar las sintéticas como fibras equiparables o superiores. Pero ante la cuestión de la sostenibilidad, las fibras naturales tienen una clara ventaja, Son naturales, provienen de la tierra o de los animales y por lo tanto se pueden compostar o reabsorberse. Muchas fibras sintéticas se pueden reciclar, usarse de otra manera convertidas en nuevas formas pero permanecen durante siglos en el medio ambiente.
Todos sabemos ya, que hasta las partículas de plástico que se desprenden de los polímeros en las lavadoras, acaban “alimentando” los peces en el mar o los ríos. Nos comemos los peces e ingerimos una parte de este plástico desechado.
Con el cambio de milenio, llegó la cuestión medio ambiental. Las cadenas de Fast Fashion habían convertido la moda en un continuo ballet de estrenos a precios democráticos. Las fibras naturales no entraban dentro de esta ecuación, ni por precio ni por concepto. Los consumidores ya nos habíamos acostumbrado a aceptar las sintéticas como fibras equiparables o superiores. Pero ante la cuestión de la sostenibilidad, las fibras naturales tienen una clara ventaja, Son naturales, provienen de la tierra o de los animales y por lo tanto se pueden compostar o reabsorberse.
Muchas fibras sintéticas se pueden reciclar, usarse de otra manera convertidas en nuevas formas pero permanecen durante siglos en el medio ambiente. Todos sabemos ya, que hasta las partículas de plástico que se desprenden de los polímeros en las lavadoras, acaban “alimentando” los peces en el mar o los ríos. Nos comemos los peces e ingerimos una parte de este plástico desechado
Lo que fue el progreso hace 60 años se ha convertido en un atraso en nuestro tiempo, y sobre todo, en una amenaza.
Por otro lado, y como no podía ser de otra manera, las fibras naturales han ido mejorando su rendimiento de forma notable durante todos estos años. La lana merino que, hace dos siglos era un monopolio español, es producida hoy al 90% por ovejas neozelandesas. Esta raza de oveja se ha ido perfeccionando durante décadas para poder ofrecer hoy un producto de un rendimiento excelente. Los hiladores italianos, los mejores del mundo, han desarrollado técnicas para mejorar aún más el rendimiento de la materia prima.
El resultado es un producto natural, con unas características de durabilidad y de confort inmejorables. Así como la aplicación de la tecnología en las cosechas de algodón para mejorar la calidad de la fibra.
Por otro lado, y como no podía ser de otra manera, las fibras naturales han ido mejorando su rendimiento de forma notable durante todos estos años. La lana merino que, hace dos siglos era un monopolio español, es producida hoy al 90% por ovejas neozelandesas. Esta raza de oveja se ha ido perfeccionando durante décadas para poder ofrecer hoy un producto de un rendimiento excelente. Los hiladores italianos, los mejores del mundo, han desarrollado técnicas para mejorar aún más el rendimiento de la materia prima.
Nosotros tenemos claro que las fibras naturales textiles son el presente y el futuro de la moda. No queremos huir del progreso tecnológico rechazando las fibras sintéticas, sólo creemos que es necesario y urgente la aplicación de metodologías más sostenibles también en la producción y uso de las fibras. Tenemos que seguir investigando y utilizar la tecnología y los conocimientos para mejorar las fibras naturales y abaratar los costes de producción de las mismas, para poder ofrecer productos de la máxima calidad, longevidad y confort.
¿Qué harás tú?
El resultado es un producto natural, con unas características de durabilidad y de confort inmejorables. Así como la aplicación de la tecnología en las cosechas de algodón para mejorar la calidad de la fibra.
Nosotros tenemos claro que las fibras naturales textiles son el presente y el futuro de la moda. No queremos huir del progreso tecnológico rechazando las fibras sintéticas, sólo creemos que es necesario y urgente la aplicación de metodologías más sostenibles también en la producción y uso de las fibras. Tenemos que seguir investigando y utilizar la tecnología y los conocimientos para mejorar las fibras naturales y abaratar los costes de producción de las mismas, para poder ofrecer productos de la máxima calidad, longevidad y confort.
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